Psicología ¿qué?, Educación ¿qué?… Consciente.

Una manera de entender la vida y que propone, con amor, las bases de un nuevo paradigma para una Nueva Tierra.

Eso de consciente, ¿qué es? Me preguntan a menudo.

Consciente
1. adjetivo. Dicho de una persona que se da cuenta de lo que piensa, siente y hace, que  actúa con conocimiento de todo ello.
 

Puede que, para algunos, de entrada, “psicología consciente” parezca muy redundante. Pero te aseguro que no lo es. Cierto es que, en gran medida, la psicología se encarga y opera a través de y con la consciencia. Sin embargo, en este caso, “Consciente” abarca más que el mero concepto en sí. Comporta un significado más transpersonal, puesto que abarca lo consciente en sí, lo subconsciente, lo inconsciente, las diferentes y posibles influencias del medio, de la infancia, de la familia, entorno social, laboral, desarrollo espiritual… Comprende y da sentido desde un global, haciendo consciente aquello que, a veces, la Psicología ha pasado por alto obviando factores que, personal y profesionalmente, considero de relevante importancia. Ir únicamente a resolver “el problema” desde una única visión y viéndolo como un hecho aislado -lo cual para determinadas personas será lo necesario y lo ideal, y está perfecto-, no es lo que ejerzo yo como psicóloga ni lo que pretendo aportar a la gente que llega a mí. Resolveremos muchos de esos problemas concretos y puntuales pero con otro abordaje más integral.

Te diré lo que no es “consciente” y lo que a menudo se le atribuye; especialmente lo atribuye aquel que no acaba de comprender a lo que nos referimos con el término y también, muchas veces, aquellos que, con afán de desmerecer e infravalorar, utilizan palabras y tonos despectivos basados en su posible ignorancia, desacuerdo y/o incredulidad. Como si esto se tratase de creer en un dogma o fuese algo que se debe demostrar, algo con lo que comulgar como el nuevo partido político de moda. Pues bien, ni es un dogma, ni es una idea basada en humo, ni algo siquiera que todo el mundo deba compartir. A la reflexión sobre el término “consciente” en la típica reunión familiar o de amigos se pueden escuchar respuestas de este estilo: “eso de tener que ser perfecto todo el rato es una utopía”, “se creen mejores que nadie, con el ego espiritual subido, ”, “pues a mí me pegaron alguna vez y estoy muy bien, eso de la consciencia es una tontería”, “es que yo soy así y al que le guste bien y al que no, también”, “ahora resulta que todo lo que hagamos va a producir una herida”, “realmente, un guantazo a tiempo da resultado”, “estos de la New Age no tienen ni idea de cómo funciona el mundo…”

Como en todo, estas frases sacadas de contexto pueden tener un significado alejado de la intención original con la que se dicen. No obstante, ahora que las corrientes más alternativas a lo convencional, más abiertas y espirituales, conscientes, se están visibilizando de forma más amplia, hay quién en lugar de respetar, se dedica a juzgar, negar y ridiculizar y por desgracia, se usan estas frases para menospreciar aquello con lo que no están de acuerdo o, en muchos casos, como decía, que no acaban de comprender.

Bien, pues justamente eso, NO es consciente. Pero consciente tampoco es ser ni querer aparentar ser perfecto o estar siempre en “modo zen” de “paz y amor”. Eso sería una paradoja ya que precisamente sería no hacerse consciente de que tenemos emociones agradables y desagradables. “Conscienteimplica aceptar que como humanos que somos, cometemos errores, nos cagamos en todo y tenemos todo el derecho del mundo a hacerlo. La diferencia está en que “consciente” es darse cuenta de que aunque se me permiten los errores y tengo que darles cabida, debo hacerlo también para hacerme responsable de ellos y saber que ahí tengo un valioso aprendizaje que sólo yo puedo sacar para actuar con conocimiento y en consecuencia. Sin culpar a nadie, -ni siquiera a mí-. Es no caer en la queja y quedarme instaurado ahí solo porque “este nuevo movimiento hippie que va de guay no tiene ni idea del mundo real”… y entonces aprovecho y sigo culpabilizando al otro o a lo de fuera, perdiendo todo el poder (el único, en realidad) que tengo de operar sobre mí y mi realidad.

Consciente” es saber que a tu lado existen más personas con sus caminos, procesos, dificultades y alegrías. Saber que tus actos pueden tener consecuencias en otros y hay que hacerse cargo de uno mismo. Saber que existe un “todo” más allá de ti -transpersonal-, estar conectado con esa gente, la naturaleza, y por supuesto, con tu proceso. También es ser consciente dentro de ese “todo” que puede haber espacio para cada ser esencial con sus ideas, aportes, dificultades y necesidades. Que es necesario el espacio para lo diferente: para lo clásico y lo nuevo, lo alternativo, lo desconocido, lo demostrado,  lo cuestionado…

Es una perspectiva, una forma de ver y sentir lo que nos sucede, con un sentido global y de pertenencia que va más allá del propio ego. Es una filosofía de vida, y es válida como cualquier otra (y nada tiene que ver con New Age). Cada cual tiene derecho a elegir vivir su vida bajo las ideas y valores que le hagan sentir mejor. En este caso, valores como el respeto, el amor -propio, ajeno e incondicional-, la comunidad y la unión, la aceptación, la responsabilidad, los límites sanos, el aprendizaje, el cuestionamiento, la escucha activa, la comunicación asertiva, la conexión con la naturaleza, la libertad, la comprensión, la paz. trascender el ego, transformar, el autoconocimiento, crecer, confiar, evolucionar…, son básicos. Y se es consciente de la interconectividad entre los cuerpos físico, mental, emocional, energético y espiritual. Todo esto, sin la creencia de ser dioses de nada ni de nadie (sólo propios), como muchas veces se ha tachado también a esta manera de entender la vida. Ser y practicar una vida consciente es algo que se elige, se trabaja y requiere de esfuerzo, pero todo ello también te hace ser más libre. Especialmente libre de las ataduras que nos autoimponemos.
Esta visión de la vida y del mundo que nos rodea promulga el ideal más deseado por todos: habitar la paz y la armonía

No es de extrañar, sin embargo, que aquel que no sale de su propio ego, no pueda respetar ni comprender el significado de lo que abarca la nueva realidad en la que muchos estamos decidiendo entrar y crear, porque comprenderlo, necesariamente implica salir de ese ego y dejar atrás muchas creencias y por supuesto, esa es gran parte del esfuerzo que mencionaba. Esto no se trata de dárselas de ser mejor que el resto, si no de mejorarse a uno mismo en comparación con uno mismo. Si no es para ti, es perfecto, seguro que tendrás otra realidad que es necesaria para tu ser.
Yo elijo vivir con la aceptación y el aprendizaje que de ahí se deriva para mí, en lugar de estar en lucha y desgastándome con lo que me parece injusto, incorrecto o desconocido, operando desde el malestar y sin hacerme cargo de ello o echando balones fuera. Y por supuesto, hay cosas que no me gustan, que me enfadan y me entristecen, y habrá veces que sea difícil de gestionar porque, nuevamente, no somos perfectos, pero de eso se trata, de seguir aprendiendo y mejorar.

Es evidente que siendo una filosofía de vida, aplica tanto a la psicología como a la educación, donde precisamente se parte de la base de la responsabilidad y de que el niño es un agente activo de su propio proceso y al cual hay que respetar. Imagina todo lo comentado llevado a la práctica con los peques que nos rodean… el cambio de paradigma que marca es aún más evidente.
En realidad, a mi me resulta muy complejo separar la psicología de la educación, puesto que creo que van de la mano y que ambas están en todo, por tanto si una es consciente, la otra también.

Y para ir finalizando, pienso que, al igual que otra filosofía con la que cada uno decide vivir, no es algo que nadie deba calibrar ni someter a una vara de medir para decidir si es correcta o incorrecta y establecer una verdad al respecto, eso sería emitir un juicio y rara vez será uno imparcial. Así que, simplemente, respetemos, porque mientras que no haga daño, es todo lo que merece: respeto. Que no se esté de acuerdo con ello no lo hace ni mejor ni peor, tan sólo demuestra lo diferentes que somos y que todo no es para todos. También, como siempre ocurre, habrá quien haga buen uso y quien haga un uso cuestionable, pero eso ya no tiene que ver con el término en sí, si no con quien lo encarne.

Esta es mi verdad y desde esa verdad doy cabida a todas las que sean distintas a la mía porque el respeto y el amor incondicional por cada proceso son de los esenciales que dirigen mi timón. Y lo llevan derechito al compromiso con el nuevo paradigma, con habitar la Nueva Tierra de un modo más auténtico y real, más armónico y amoroso. 

¿Cuál es la tuya?

La Nueva Tierra.

El mundo de la gente libre.

Lettering por @somos.cuanticos

De alma a alma,
Gracias por compartir este (largo) ratito de reflexión,
B
.

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