Grounding

Grounding, earthing o toma de tierra

Un paseo hacia el bienestar.

Precisamente esto: tomar contacto con la tierra es lo que implica este concepto nada nuevo en lo que a su acción se refiere pero sí más novedoso por sus beneficios demostrados.

Pasear descalzo, poner los pies en la hierba o la arena durante un espacio de tiempo, proporciona una serie de ventajas en la salud que son de considerable relevancia debido a que así se recarga nuestro sistema eléctrico. El baile entre iones negativos y positivos ha de estar equilibrado para mantenernos sanos y son los negativos los que nos permiten estar saludables. La naturaleza está cargada de éstos y permitirte un paseo por ella hace que los absorbas y te restaures. Estamos en constante intercambio eléctrico con el entorno pero en la sociedad tal y como la tenemos montada hoy en día, son los iones positivos los que más producimos, los cuales se han relacionado con el cansancio y falta de energía o la ansiedad, entre otros aspectos relacionados con la salud.

El grounding conlleva beneficios a nivel muscular con efectos antiinflamatorios, disminuye los radicales libres, facilitando el proceso de curación natural del cuerpo, potencia el sistema inmune y mejora el estado de ánimo.

Especialmente si te ubicas en zonas más urbanas -y en general, allá donde llega la tecnología con su consecuente radiación- se nos olvida que el ritmo natural de la vida no es el que nos hemos acostumbrado a llevar. No es el de la inmediatez ni el del estrés. Ni la vida dependiente de pantallas. La naturaleza es fluidez y espera en sí misma. No sucede una cosa sin que haya sucedido el paso previo. Va a su ritmo, con respeto, desplegándose cuando debe, ni antes ni después. Cuida de su energía y está en constante renovación y expansión. Sus ritmos son (o deberían ser) los nuestros también.

Hacer grounding justamente nos ayuda a eso; a reconectarnos, resetearnos, actualizándonos a nivel bioeléctrico, energético, con sus efectos a nivel físico, mental y emocional.

Hace unos días, volviendo de un día de playa hablaba con unos buenos amigos sobre las sensaciones de energía positiva que producían escapadas de este tipo y estoy segura de que cuando vuelves de pasar un tiempo en la naturaleza sientes algo similar, como si tus revoluciones internas hubiesen bajado; si no te lo has parado a sentir, te invito a hacerlo porque como en todo: de nada sirve que te lo digan o te lo expliquen hasta que lo pruebes en tu propio ser.

Estar en contacto con este origen natural del que realmente venimos, hace que nuestra segregación de cortisol disminuya, de ahí la sensación de calma también. Y puesto que el cortisol está asociado a múltiples dolencias y enfermedades, es de esperar que este contacto con la raíz, estos paseos de pies desnudos, nos ayuden a estar más estables y conectados con la esencia.

Por supuesto, hacer este ejercicio teniendo actitud meditativa y de atención plena, con intencionalidad, aunque sea por unos minutos, elevarán la sensación y el efecto de bienestar. Hazlo sólo, en compañía o en familia, contrasta la información y traspasa el conocimiento si te resulta útil.

¿Te animas?

“Recuerda que eres un ser humano, no un hacer humano.
Permítete momentos de no hacer, para ser.”

Lettering por @somoscuanticos_qhht_bqh

De alma a alma,
Gracias por compartir este ratito de reflexión,
B.

Anterior
Anterior

Construyendo el autoconcepto

Siguiente
Siguiente

Gracias, Gracias, Gracias