Gracias, Gracias, Gracias
¿Das gracias?
¿por el agua que bebes?
¿Por la gente que te rodea y amas y te aman?
¿O sin darte cuenta, pasa de largo por delante de ti y de manera “por supuesta”?
¿Qué tal se te da agradecer?
No hablo de un “gracias” cuando alguien te proporciona algo que has pedido, o cuando alguien es amable contigo. No hablo de dar gracias “a la galería” o por automatismo, si no de A G R A D E C E R con mayúsculas y con espacios, suave, lento y consciente.
Permitir que el agradecimiento realmente nazca y vuelva a entrar por los poros, en un ciclo fluido de dar y recibir. Agradecer es un acto de amor propio, de dar cabida al reconocimiento de lo que tenemos y somos, y también de reconocer y permitir que siga llegando desde el merecimiento.
Es un acto en sí mismo de amor a la vida, de no dar nada por sentado y de sentirse en paz con lo que ésta nos proporciona muchas veces sin pedir, muchas veces sin valorar lo grandioso que nos rodea y nos llega, porque todo es un regalo, incluso aquello que lleva tu esfuerzo por bandera.
Da gracias por todo.
Dar gracias, A G R A D E C E R de forma consciente, sentirte agradecido, es el acto más revolucionario que puedes hacer por y para ti. Para darte cuenta de la grandiosidad y seguir atrayéndola. Para elevarte a la máxima frecuencia.
“A veces uno es feliz y no lo sabe.”
Lettering por @somoscuanticos_qhht_bqh
Con todo esto, la siguiente pregunta que te hago es… ¿te das cuenta de hacia dónde se dirige tu atención? ¿Te resulta fácil agradecer y reconocer lo bello de tu vida, por pequeño que te parezca, o rápidamente tu mente se va hacia aquello que te gustaría que fuese mejor y con un tono a <pero…>…?
Hacia donde va tu atención, la energía se dirige y fluye. Elige en qué dirección lo hará porque eso sólo depende de ti.
De alma a alma,
Gracias por compartir este ratito de reflexión,
B.