El Niño Interior

Mural urbano por @mawearte

Hablemos de nutrir la niñez.

¿Cuánta libertad y atención le das a tu niño, a tu niña interior?

Y ¿qué es o quién es? Es probable que ya hayas escuchado, o incluso trabajado, el término. Pero para los que no, ahí va la explicación reducida: es la versión de ti, espacialmente de la infancia, que guardas en tu ser y es la que contiene tu concepción y percepción de la vida; y por tanto, gran parte de tu manera de relacionarte con los demás y con el mundo.

Tendemos a dividir el desarrollo en etapas evolutivas generales “creyendo” que cuando saltamos de una a otra nos olvidamos y “superamos” la anterior y en realidad, eso es imposible ya que las etapas anteriores por más o menos conscientes que las tengamos en nuestra memoria, están ahí, nos han marcado y han dejado su huella particular porque son nuestras experiencias y nuestras primeras interacciones con el mundo. ¿En qué momento se nos olvidó ese niño interior, o esa adolescente con necesidad de reescribirse y encajar? ¿Tú te has olvidado de ellos? ¿Cada cuánto tiempo te paras a pensar en ese interior, quizá, adormecido? Seguimos siendo todo eso. Y lo que es mejor, esas partes, fractales de nuestro ser esencial, guardan nuestras luces y nuestras sombras y a veces el adulto lucha demasiado -inconsciente; más que conscientemente- por tapar lo que ahí ocurrió, o pensar que lo tiene superado y que fueron etapas sin importancia, cuando en realidad fueron el origen de todo. ¿Te has descubierto a ti mismo diciendo alguna vez “a ver si se le pasa el pavo…” de una manera totalmente disociada y olvidada de que tú una vez también estuviste ahí, sin realmente ponerte en el lugar de lo que está viviendo esa persona? 

Te invito a hacer una práctica que siempre recomiendo: busca algunas fotos de esos momentos de infancia, de adolescencia, y conecta con esas imágenes, deja que las sensaciones lleguen y ten un diálogo particular con ellas, con la niña, con el adolescente… pregúntales si se sienten orgullosos del camino que has realizado, pregúntales qué opinan sobre ese tema que tanto te inquieta. Pregúntales qué necesitan… y nútrelos… porque escucharles y nutrirles a ellos, será escucharte y nutrirte a ti.

Espera a que lleguen sus respuestas. Guardan la mayoría de tus llaves y es probable que incluso te sorprendas de que saben y tienen las cosas más claras que tú… Si lo miramos de forma cronológica, en un mundo donde el mayor tiene más experiencia y por tanto se cree que tiene mayor sabiduría, ese niño y ese adolescente llevan en la tierra mucho más tiempo que tu adulto o adulta… somos uno, no lo olvidemos.
Al conocersusnecesidades, “sus” miedos, “sus” deseos, te estarás reuniendo con la verdad de ti mismo y podrás entender mucho sobre tu adulto, tus “por qué”.

De todas y cada una de las personas depende nutrir esa pequeña alma dentro nuestro y hacernos cargo de sus necesidades.
Hacerlo, también facilitará estar más en contacto con los niños y niñas de tu alrededor.

La suerte de tenernos.

De alma a alma,
Gracias por compartir este ratito de reflexión,
B
.

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