Nuevos Propósitos para 2025 con la Crianza Respetuosa
Para algunos, el año empieza más en febrero que en enero, así que nunca es tarde, si la dicha es buena. En enero todavía estamos descubriendo de qué va a ir nuestro año, así que, con febrero entrado, arrancamos con un nuevo horizonte más claro y a la vista.
Cambiamos de año, mudamos la piel, la mente y las emociones. Y con ello, los proyectos y los objetivos. O eso debería… A menudo, los propósitos para el año nuevo se repiten año tras año sin llegar a cuestionárnoslos mucho. Por distintas y múltiples razones estos objetivos muchas veces no llegan a su realización y, mucho menos, a su mantenimiento. Algunas de esas razones son la falta de motivación. Es por ello que es necesario establecer objetivos que realmente queramos y en los que realmente confiemos que nos van a ser útiles.
Te traigo una propuesta con un replanteamiento de esta tradicional lista y te invito a poner el foco en el bienestar emocional y familiar. La familia y la cohesión con ella puede ser una buena fuente de motivación para esforzarse en mejorar y contribuir al crecimiento de los más pequeños con una mirada más respetuosa y alineada con su desarrollo. Es probable que, si se preguntase a muchas familias -incluso a aquellas que no se lo plantean de forma consciente- considerarían que mejorar su comunicación y fortalecer sus relaciones, fomentando un vínculo más saludable y seguro, sería una prioridad.
Teniendo en cuenta este marco, te indico 5 hábitos en los que toda familia puede enfocarse. Son hábitos efectivos que pueden significar una mejora relevante en todo seno familiar aplicándose con constancia y consciencia. Estos hábitos son:
Comunicar desde lo positivo y afirmativo: antes que destacar el “no” y las críticas más contundentes, pensemos en modular nuestra comunicación con palabras de ánimo y enfocadas al pensamiento crítico, más enfocado hacia la solución que hacia el problema.
Escuchar activamente, sin interrumpir: darles el tiempo y el espacio para usar su voz genuinamente contribuye a fortalecer su seguridad y preservar su autoestima.
Espacios para la autonomía: por pequeños que sean siempre va a haber cosas que, en su pequeña escala, podemos delegarles para que se hagan cargo de ellas. Todo niño quiere sentirse útil y ocupar un lugar de cierta responsabilidad, sintiendo que, de ese modo, se confía en sus capacidades.
Compartir tiempo juntos: más allá de los encuentros “por calendario” (cenas, duchas...) tener rutinas de espacios con ellos, donde la conexión sea el principal objetivo, hará que se sientan vistos y fortalecerán el vínculo. Y espacios de reunión familiar, donde el único objetivo sea este, conectar los unos con los otros, verse, reconocerse y escucharse entre todos, también son necesarios para generar un sentimiento de unión y equipo más fuerte y sano. Incluso en esos encuentros más habituales como cenas o duchas, añadir un extra de presencia y atención al momento presente con ellos marcarán una gran diferencia.
Autocuidado emocional: una mamá y un papá emocionalmente regulados siempre serán un plus muy beneficioso para acompañar a los pequeños en una crianza y un desarrollo saludable, fomentando y mejorando su propia respuesta emocional.
No es cuestión de ser madres y padres perfectos, sin margen ni posibilidad de error. Se trata de ir caminando cada vez más hacia una armonía que se sostenga por más tiempo y donde, tanto adultos como niños, puedan sentir que el hogarsiempre será nido de seguridad y respeto. Un lugar al que poder acudir sin miedos ni vergüenzas, a ser como son, a haberse equivocado.., porque la vida, al fin y al cabo, es una gran prueba y error.
Todos los cuidadores tienen un efecto brutal en cada ser en desarrollo. No en vano se habla de que “los niños son como esponjas”. Tendríamos que tener más en cuenta este hecho, y no sólo como una simple frase hecha. Se tiende a pasar por alto, y la realidad es que, con nuestro ejemplo, su esponja puede tomar más una forma u otra. Nuevamente, no es cuestión de hacerlo todo bien ni de estar en tensión calculando cada paso, es cuestión de estar más conscientes y presentes con nuestro impacto, especialmente en la infancia.
De alma a alma,
Gracias por compartir este (otro largo) ratito de reflexión,
B.